Siempre me ha parecido curioso la cantidad de interés que suscita la psicología. En modo ocioso recibo muchas preguntas al respecto y muchos de los que me rodean han leído o visto algún tema relacionado. Está claro que tenemos interés en saber qué nos pasa. La mente y las emociones están ahí pero nadie nos enseña a cuidar de ellas. Sabemos casi con certeza qué debemos comer y que no. Sabemos que debemos realizar actividad física, incluso que es importante una buena higiene. Ai! Pero ¿qué pasa con las emociones? ¿Qué pasa con los miedos, la ansiedad o el estrés? ¿Qué pasa con los duelos y las rupturas sentimentales? ¿Qué pasa cuando no somos capaces de entendernos con nuestra pareja o alguien cercano que nos importa? ¿Por qué no soy más feliz o más aceptado en el grupo?

Cosas tan sencillas como esas son motivo para consultar a un psicólogo. No hacerlo es como no ir al médico por un resfriado que no termina de curarse y nuestra solución fuera mirar vídeos en YouTube o comprarnos el best seller de los resfriados. Ese gurú que nunca enferma.

La psicología aun encierra muchos Tabús que nos hacen plantearnos que nosotros no tenemos que ir al psicólogo. Te sorprendería la cantidad de personas que vienen a mi consulta y empiezan diciendo que lo que les pasa es una tontería, que quizás no deberían estar ahí, su única razón es la desesperación de no saber cómo solucionarlo. Lo que siempre les digo es que ese tema suele ser uno de los más comunes, como lo son los resfriados en urgencias en invierno o las alergias en primavera.

Las dolencias psicológicas no son tangibles y muchas veces recibo personas que son capaces de llevar una vida normal sin estar completos. Es decir, si tu ahora perdieras un brazo, todo el entorno entendería lo difícil que es aceptarlo y adaptarte a tu nueva rutina con esa falta. Se te ayudaría y apoyaría hasta que fueras capaz de hacerlo solo. Además tendrías una serie de profesionales que te estarían acompañando en el proceso. Cuando nos pasa esto a nivel mental, no ocurre lo mismo. La “falta del brazo” no se ve o, si se ve, como no se entiende, se estigmatiza y esa persona acaba haciendo vida normal como si no le faltara nada, con los problemas secundarios que eso puede acarrear. Eso me dice que existe mucha fortaleza interior, somos extremadamente resistentes pero, ¿ de verdad es necesario “aguantar” tanto? ¿No sería más fácil aceptar que no estamos bien y dejarnos asesorar por un profesional?

Búscate uno que te permita hacer consultas gratuitas, que puedas explicarle lo que te pasa y puede asesorarte en si necesitas una cita o si, simplemente, con un par de pautas, puedas trabajarlo tú. No siempre es necesario ir al psicólogo pero muchas veces si lo es. Si no lo tienes claro, deja que un profesional te asesore. Hazlo mientras sea un simple resfriado y no cuando ya sea una pulmonía.