A veces los seres humanos evitamos ciertas situaciones por la reacción que nos generan, bien sea por miedos o fobias, bien sea por estrés o ansiedad.

Un sistema muy eficaz para gestionar esto es enfrentarse a esas situaciones exponiéndonos. La Realidad Virtual (RV) nos permite exponernos de forma controlada, segura y guiada por un profesional. Esta tecnología nos permite una inmersión en la situación que evitamos y nos facilita generar las reacciones emocionales y pensamientos necesarios para iniciar el proceso terapéutico sin enfrentarnos realmente al elemento real.

Lo primero que tienes que saber es que, aunque la realidad virtual sea con un entorno simulado, es decir, creado por ordenador en 3D, lo que implica que no son imágenes reales, no afecta al resultado de mejora terapéutica. Hace más de 20 años que ya vienen demostrando que no es relevante la realidad de las imágenes, sino que lo importante es que acertemos con el tipo de estímulos al que nos exponemos para superarlo.

¿Cómo funciona entonces nuestro cerebro para que la terapia funcione en estas condiciones?
Tu cerebro se mete de todas formas en la situación como si fuera real. Se focaliza y genera una experiencia inmersiva, como cuando leemos un libro o vemos una película. Sabemos que es una ficción pero eso no nos evita sentir miedo frente a ciertas escenas de terror o suspense. Y, además, yo puedo interactuar con esas imágenes, mirando hacia todos los lados y el entorno se mueve a mi alrededor, la inmersión para nuestro cerebro ya es total.
Aun siendo conscientes de que es una realidad virtual construida, nuestra mente lo vive como real como con las películas, por lo que es fácil conseguir las mismas reacciones. Por tanto, el grado de realismo, como decía antes, no es lo importante. Tu cerebro va a sentir que se está exponiendo a la conducta que le genera tanto miedo o estrés y, es entonces, cuando podremos empezar a trabajar para superarlo.

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