Agosto es el mes de las vacaciones por excelencia y tendemos a hacer miles de planes. Con la situación de la pandemia esa actitud se suele exagerar un poco más y necesitamos controlar toda la situación para asegurarnos que los vamos a pasar bien. Sin embargo, para la ansiedad el control, y por tanto los planes, no nos ayudan sino todo lo contrario.

Te voy a pedir que en vacaciones literalmente no hagas nada de vez en cuando.  Dicho de otra manera y con un término más «cool«, hay que procrastinar un poco. Vamos, ¡vaguear un poco y dejar las tareas para más tarde!.

Para la mente ansiosas esto es casi un imposible. Estamos llenos de listas y tareas por hacer. Incluso en  vacaciones. Pobre del que decida quedarse en casa sin hacer nada, ¡eso no queda bien en Instagram!

Bromas a parte, las vacaciones son muy importantes para nuestra salud mental, como también lo son los fines de semanas y las horas fuera del trabajo u obligaciones familiares/domésticas. Si por ley se establecen horas de descanso entre jornada y jornada no es porque sí. Tiene una finalidad y una función y tienes que tomártelo muy en serio. Hazlo por tu salud metal.

Lo que te propongo en este artículo es simplemente que pares. Para de obligarte a levantarte a una hora determinada, para de intentar comer una serie de cosas determinadas por autoexigencia, para de vestirte por autoexigencia, para de hacer planes para «aprovechar el tiempo». ¡Déjalo todo! Te propongo pasar un tiempo contigo y tus pensamientos. Hacer un parón y descansar. Levantarte cuando te lo pida el cuerpo, desayunar cuando te apetezca, descansar y distraerte con lo que te apetezca. Vestirte cómoda y para ti. Conecta contigo. Para eso son las vacaciones y los periodos de descanso, para cargar pilas.

Muchas veces vamos con el turbo puesto, corriendo siempre porque parece que nos va a pillar el Mamut. Y esa inercia nos la llevamos al terreno de descanso, cuando ya estamos en «la cueva». Seguimos activos, corriendo. Con muchas cosas que hacer y sin tiempo para nada, y menos para nosotros mismos.

En las vacaciones tenemos que reconectar con nosotros, respirar hondo, disfrutar del aquí y ahora, de las pequeñas cosas, agradecer lo que tenemos y los aprendizajes. Las vacaciones son para cargar pilas y volver con más ganas y fuerzas para pelear contra el Mamut. Lo ideal es que no esté el Mamut pero, mientras trabajamos en ello, que al menos no nos pille con la guardia baja.

¿Te ves capaz de parar? ¿eres de los que no para ni en vacaciones? ¿Eres capaz de estar contigo y tus pensamientos, o te aburres hasta contigo misma? Déjame tus comentarios, te leo!